domingo, 28 de octubre de 2012

Las chicas corremos (si tenemos lugar)

Hoy fue la carrera 5k de McDonald´s, una propuesta que, como dijimos antes, tiene un doble cariz entre participativo y sutilmente discriminador.
Personalmente me interesaba sentir esa emoción positiva y vital que corre entre los participantes de cualquier carrera de calle y que, me parece, se intensifica cuando los que corren son principiantes. La distancia no representaba un desafío mayor (coincide con mis salidas habituales) por lo que mi proyecto era mejorar el tiempo.

¿Y cómo fue?
Bueno: la experiencia no ha sido del todo positiva. Para ser muy sintética: creo que se les fue de la manos la cantidad de gente. Hubo 14.000 corredoras, lo cual es genial para la foto, pero no tanto para estar de hecho en la carrera. Las divisiones por ritmo que pautaban la salida eran super exigentes (la última era  para "más de 5'30" por km") por lo cual diría que el 80% de las chicas quedamos aunadas en ese conjunto final. Pero claro, no es lo mismo correr a 6 minutos por km que a 8, ni qué decir de las que necesitaban parar cada tanto y caminar. El circuito fue armado un tanto por Alcorta y mucho por las calles internas que rodean al lago del golf en Palermo. Calles finitas, barro alrededor. UFff... Me pasé toda la carrera literalmente saliéndome de la senda e intentando pasar corredoras sin molestar a nadie, éramos un montón de chicas que intentábamos mantener un ritmo y no lo conseguíamos. Era como una carrera paralela en la banquina, a los saltos, esquivando, en zigzag. En conclusión, no hice muy buen tiempo pero sí debo haber quemado muchísimas calorías porque me la pasé arrancando y frenando, como cuando te agarra un embotellamiento con el auto, primera, punto muerto, primera, segunda, tercera, cuando agarrás velocidad otra vez punto muerto... y así.
Otra cosa malísima: A NO CONFIAR EN LOS TIEMPOS PUBLICADOS. A mí me figura como si hubiera hecho un ritmo de 7'30" cuando tengo (¡gracias a P. que me lo regaló!) monitoreado en mi reloj Garmin que hice 6'30" (Mi sueño era hacer 6'15" y si me inspiraba 6'). ¿Por qué la diferencia? Porque el circuito no era de 5k sino de 5,75k. ¿Pequeña diferencia para una carrera tan corta, no?


Lo bueno: el día estuvo hermoso y al final me esperaban mis dos amores festejando una nueva victoria, haber cumplido con llegar dignamente a la meta.

viernes, 19 de octubre de 2012

Trotando con cochecito

Algo que quería hacer hacía rato era salir a correr empujando el cochecito. Las running moms que leo por ahí, en inglés, todas salen con sus coches de correr, generalmente de tres ruedas y con buenos amortiguadores.
Cuando nació mi hijo averigüé bastante para comprar uno pero me resultaban muy caros. Hay algunos que tienen la forma de los especiales para correr pero que estrictamente no están preparados para ello.
Al mirar cómo hacían las www.mamasenmovimiento.com.ar (las he cruzado en algunas carreras) vi que usaban cochecitos comunes, también en su página aclaran que usan coches comunes porque van a hacer ejercicio en superficies aptas. Así fue como el fin de semana pasado nos animamos mamá y papá corredores y sacamos el antiguo cochecito (más pesado, con mejores ruedas y amortiguadores) para probar una salida de la familia completa. Una ventaja extra: elongamos antes y después aprovechando el soporte del cochecito.

Gran diferencia de esfuerzo ir empujando el coche con los 10 kilitos de nuestro niño encima. Si bien lo había hecho en caminatas intensas, no lo había probado en un trayecto de 5k y a un ritmo promedio de 7´. Fue bastante cansador, alternamos papá y mamá empujando el coche. Al soltarlo era genial porque recuperábamos potencia, así que imagino que fue un buen entrenamiento, fuerza y ligereza alternadas. Nuestro hijo se durmió a la segunda vuelta, estaba super relajado. Y para nosotros fue óptimo porque usualmente nos turnábamos media hora cada uno para poder trotar. No he visto casi corredores con cochecitos en mis entrenamientos, sí alguno en una Nike 10K hace años en Buenos Aires y dos o tres en la misma carrera pero en Montevideo el año pasado... ¿Habrá familias corredoras con cochecitos en Buenos Aires?

jueves, 11 de octubre de 2012

Trotando por una tesis

Salida nocturna con P. a dar vueltas por Parque Saavedra. Nuestro hijo estaba con su abuela y tía abuela.
El estándar actual de mis corridas es mantenerme en 5 km hasta bajar más el tiempo y el Parque es muy fácil de medir, cuatro vueltas completan mi circuito. Todavía no reincorporé los cambios de velocidad y pasadas (soy una corredora más bien fiaca) así que la expectativa era un trote parejo y sin demasiado problema. Pero no fue tan fácil.

Los primeros dos kilómetros me sentí cansada y casi en seguida tuve dolor en el costado derecho. Corrí sin música y sin mirar el reloj, porque tenía ganas de despejarme e intenté alivianar el paso y concentrarme en la respiración. Había tenido una tarde de pelea con mi trabajo. Abocada a la escritura de lo que debería ser algún día un primer capítulo de la tesis, me sentía frustrada y con bastante enojo, la idea de "poner la mente en blanco" se me imponía como necesidad, pero se escapaba. Cuando terminaba la segunda vuelta encontré un ritmo y pude disfrutar del fresco de la noche, de la coordinación del movimiento y la compañía de P. a un tranco similar. Mientras me relajaba volvió a aparecer el pensamiento laboral, y al poco rato, otra vez el dolor. Estuve luchando entre el dolor y cierto agotamiento pero seguí respirando y nuevamente me recuperé.
No me resulta fácil correr, tiene mucho de sacrificio todavía. Y eso que hace ya más de tres años que corro (no con la frecuencia óptima pero sí bastante parejo).
Empecé a correr porque me gané una beca. De pronto mi mundo se achicó a estar encerrada leyendo. Se suponía que era bueno pero fue más tóxico de lo esperado. Acá estoy, aun luchando con la neurosis del escribir y aunque cueste mucho voy a terminar (la vuelta y el capítulo, claro, ¿no?).


miércoles, 10 de octubre de 2012

Hoy no salí a correr pero sí a pagar

Pero me anoté y pagué la inscripción en una carrera. ¿Cuenta? ¿Cambio culpa por dinero?
El día gris estaba ideal para correr sin tanto calor, pero tuve mucho sueño a la mañana y no logré levantarme antes para salir a trotar.

A lo largo de los últimos años me di cuenta de que soy más una corredora de invierno que de verano. Padezco mucho el calor intenso cuando salgo a trotar, en cambio, el frío, inclusive la llovizna, pueden ser un refresco natural que tira esa vuelta extra que ya no podés correr. Claro que lo difícil es lograr vencer la inercia para salir. Eso es lo lindo que tiene el verano. Dan ganas de estar afuera todo el tiempo.

Resumiendo: próxima carrera, chiquita y un tanto discriminatoria (¿por qué la carrera que se llama "las mujeres corremos es de la mitad de distancia que las habituales?) pero viene bien para mejorar tiempos.  El 28 de octubre a las 9:00 de la matina en Palermo.

Un detalle rosa, mis zapatillas hacen juego con el color de la carrera.

martes, 9 de octubre de 2012

De qué hablamos cuando hablamos de correr

Esto es una prueba. Ya me comprometí otras veces con la escritura online y dura un tiempo hasta que decae. No parece ser un comienzo muy optimista para un blog pero si lo pienso detenidamente, sí, es lo correcto: saber que aun en la caducidad vale la pena comenzar algo. Supongo que es algo de lo que siento cuando voy a correr.
Escribir escribo, por necesidad, por gusto y por obligación. (Debería estar escribiendo una tesis en este momento). Escribir, entonces, no sería el problema. El desafío es el asunto en cuestión. ¿Cómo puede ser que yo que siempre estuve entre libros, que no me federé en ningún deporte, que no participé de equipos consolidados más que en la escuela primaria, me ponga a escribir sobre una actividad deportiva? Pero así es.
Podría decir muchas cosas para presentarme pero en este caso, lo más relevante, es que me gusta correr.
Trabajo en la universidad, me dedicó a algo ajeno al mundo deportivo, paso horas y horas y horas leyendo sentada, soy madre de un niño pequeño. En el camino de hacerme un poco más vieja fui descubriendo que podía calzarme unas zapatillas, unas calzas y, casi en cualquier lugar y momento, salir a correr.
En eso ando. Como leí en algún lado, la premisa de una mamá que corre (y trabaja) es la flexibilidad. Intento ser prolija pero salgo cuando puedo. A veces cuando llueve, a veces con 3 grados, a veces temprano y a veces tarde.
No soy rápida.
No soy tan constante como debería.
No me gusta hacer ejercicios extra además de correr, salvo algo de yoga (me gustaría hacer más).
Quise encontrar un blog de alguna madre corredora argentina y no lo encontré. Por eso hago esta prueba. A ver qué pasa. A ver si me sirve para entrenar más, relajarme más y, por qué no, divertirme más.

Actividad del fin de semana largo en Mar de las Pampas: 
Fuimos a pasar el fin de semana largo invitados por mis suegros y a festejar el cumpleaños de mi cuñada. Habíamos tenido una semana difícil con B. enfermo sin diagnóstico por varios y días y una contagiada en el camino; habíamos estado muy preocupados. Resolvimos a último momento irnos igual, luego de pasar 24 hs. sin fiebre madre e hijo. El plan del finde perfecto se fue aguando a medida que avanzábamos rumbo sur y observábamos que el pronóstico de meteorólogos varios era efectivamente correcto. Lluvia, frío y barro serían denominadores comunes de los pocos días que íbamos a tener para descansar. Así todo, en cuanto vi que amainaba la lluvia, calcé las zapatillas y salí a correr. No podía perderme esa playa casi vacía, quilométrica y majestuosa.

Domingo lluvioso: corriendo en la playa. 5 km por arena con viento en contra. Durísimo. (La mitad con viento en contra, la otra con viento a favor enfriando los riñones).
En un momento sentí que no podía más y miré al cielo, me pasó lo mismo que cuando corría en Montevideo (vivía allí hasta abril de este año), pasó una bandada de pájaros que me sobrevoló. Me dio ánimo. Mirar cómo volaban, cómo se alejaban... hay momentos en los que cualquier cosa que pasa alrededor es como un gancho del cual colgarme para poder seguir. ¿Le pasará a alguien más? Cerré los ojos y me dije, es solo un kilómetro más y te sentís mejor. No logré sentirme muy bien los primeros 2 kilómetros con el viento helado pegándome en la cara, pero igual lo disfruté. Es esta cosa que tiene correr, sufrimiento controlado y seguir adelante. Ya de vuelta, con viento a favor, miré el mar más placentéramente, la gente, la arena debajo de las pisadas, la espuma iodada que flotaba y dejaba marcas de la ola anterior...

Lunes nuboso: corriendo en la arena otra vez, nuestros 5 km del momento. Conseguimos amoroso cuidado para nuestro Bb, por lo que hubo running en pareja. P. me abandonó en el quilómetro 4. Yo seguí, con mucho cansancio para terminar mi entrenamiento pautado. En un momento pensé "le podría haber dado un infarto y yo ni me enteré". Eso genera la corrida, querer llegar, enceguecerse y, claro, un poco de egoísmo. Al volver, P. me confesó que había pensado también que si le pasara algo corriendo yo lo iba a dejar tirado hasta terminar mi recorrido. En fin, locuras de correr. Él está menos entrenado en este momento y se aburre más que yo cuando se cansa, por eso frenó antes.