viernes, 24 de mayo de 2013

Veníamos tan bien...

Desde que retomé el hábito de salir a correr, después del embarazo, nunca había dejado pasar más de quince días sin actividad y siempre compensando con algún otro ejercicio. Bueno, esta vuelta que veníamos tan bien y embalados para correr la media maratón de Rosario, me agarró el parate. Primero P. tuvo una pequeña lesión por una mala combinación de días sin trotar, poca elongación y una trotada excesiva (hay que cuidarse y volver de a poco); después empezó la adaptación de Bb al jardín. Nuestro plan loco desconocía totalmente los avatares de semejante proceso, parece que suponer que un niñato  se queda de una en un lugar desconocido sin problemas es un delirio de principiante. El chico empezó el jardín y nosotros con él. Sumamos escolaridad más escolaridad con el cuatrimestre universitario empezado y mis dos proyectos más relevantes del momento se fueron al tacho. Zapatillas y capítulo congelados, el ánimo tampoco adquirió su mejor aspecto.
Pero aquí estamos, comprobando que las cosas que queremos mejorar (por ejemplo: la lucha por la organización constante) siguen siempre ahí y que el arte no está en seguir cuando venís bien sino retomar cuando te sobreviene la crisis.
Ser normal e intentar hacer deporte parece fácil pero no lo es. Lo de la tesis, bueno, aunque no esté escribiendo ni una línea eso sí que no se va de la cabeza.
Es hora de dejar de estar distraída, volver a cuidarse un poco más, ¡corregir menos!, hacerse menos problema por exigencias banales y egocéntricas.

Por suerte ayer empezamos el día tempranísimo con running y yoga en familia.