lunes, 24 de agosto de 2015

Correr en vacaciones

Hace mucho escribí sobre los lugares en los que había corrido. Es una de las cosas lindas de los deportes al aire libre: la posibilidad de seguir haciéndolos en cada lugar al que vas. No importa si viajás para trabajar, con amigos, en familia, solo. Las zapatillas entran en cualquier valija y las calzas se lavan y secan en medio día.
Gracias a nuestros queridos J. y A. hemos viajado seguido al país del norte y eso me permitió correr el año pasado por las callecitas de Brooklyn y este año por la calurosísima California.
Mi familia en esto es lo más. No solo comprenden lo bien que me hace gastar energía y acumular endorfinas sino que me alientan a mejorar y a aprovechar cada momento posible. Me han bancado nuestros padres, hermanos, primos y, sobre todo, marido y niño en muchas ocasiones.
El último viaje fue un lujo por muchos motivos: una de las perlitas fue haber contado con tiempo para entrenar y correr. Gracias por alentar y esperarme con el desayuno (o la cena) a la vuelta de las corridas!!

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