martes, 30 de julio de 2013

Motivaciones creativas: doblarse como un libro

Ayer en el taller de los lunes hicimos un ejercicio de experimentación sensorial y, más tarde, charlamos sobre las motivaciones creativas. Esos disparadores positivos que cada uno conoce o descubre algún día que anda bajoneado y súbitamente algo lo enciende: una canción escuchada por azar, un viento fresco mientras caminábamos encerrados en el padecimiento y que nos sacude. Una mirada de agradecimiento, un chiste inesperado que nos hace reír. Un aroma reconfortante. Un sabor.
Hablábamos de cómo generar esos gatillos creativos. Cómo armarnos, dentro de las restricciones lógicas de lo cotidiano, un espacio para crear. Compartimos detalles íntimos. Para algunos es la música, para otros el silencio. Un sahumerio elegido, un buen café, un mate. Un lugar de la ciudad o de la casa. Un cuaderno, un lápiz. El río. Un recuerdo.

Para mí, entre muchos ejercicios y pruebas que fui acumulando, correr se ha ido convirtiendo en un motivador creativo. Cuando gané mi primera beca me sumí en un caos desordenado y autocompasivo. Seis meses de sentarme en el sillón, no saber qué hacer, mirar la tele, subir de peso y, básicamente, deprimirme por algo que suponía liberador y se había manifestado como opresivo. Un reconocido escritor me dijo "es lo que llamamos ´la nuit del becario´, ya se te va a pasar". Y se pasó. Fue tardando, pero pasó.

Una de las formas que encontré para despabilarme de esa "nuit" insomne fue aferrarme a metas cortas y realizables: obligarme a salir, moverme y limpiar la cabeza. Así empecé a trotar más sistemáticamente.
Después de seis años, entro en el período final (¡espero!) de ese proceso, y necesito apoyarme, otra vez, en un ritmo fuerte para escribir. Escribir con intensidad, sistemáticamente, no se me da como algo natural. Tengo que condicionarme, obligarme y, sobre todo, darme un orden para respetar. A eso me ayuda el trote inicial de la mañana.

Acá estamos: doblándo el cuerpo como un libro. De vuelta entrenando para la Media Maratón de Buenos Aires. Y por retomar la finalización de la tesis que se frenó en el torbellino educativo del primer cuatrimestre.

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